Estamos llegando a finales de 2020, un año marcado por las crisis y, cómo no, por la pandemia del coronavirus que llegó como invitado de piedra y decidió quedarse por más tiempo de lo que cualquiera podía aguantarlo. Pero más allá de los ribetes médicos, científicos, sociales y económicos hay algunos elementos que nos han llamado la atención. Y uno de ellos es la permanente disconformidad de un sector de la población, quizás ideologizados en extremo, quizás azuzados por el exceso de redes sociales o, tal vez, inspirados en sentimientos algo anárquicos que tienen un fondo algo más intrincado como para descifrarlo en esta editorial.
Al momento de saberse del virus, hace ya casi un año, y cuando se vislumbró que podía llegar al país, este grupo indescifrable argumentaba que todo era una falsedad manejada por fuerzas oscuras y ocultas que buscaban desactivar el “movimiento social” que partió en octubre en Chile y que permeaba a otros países del mundo; además de ser un invento que presionaba por un nuevo orden en el que China y Estados Unidos se repartirían el mundo como en un juego de Monopoly.
Luego de eso, cuando el virus fue una realidad y los infectados comenzaron a multiplicarse, pidieron rigurosas cuarentenas tipo “Argentina” (ejemplo de cómo no afrontar una crisis de este tipo); en el que era “deber” del Gobierno encerrar a un país completo y ponían una —creemos— falsa dicotomía entre la vida y la economía. Eran los mismos que, incluso, hablaban de poner a “hibernar” Santiago y sus alrededores para que el virus dejara de hacer lo que hace el virus. El problema es que cuando se decretaron cuarentenas más rigurosas —por la expansión viral— comenzaron a reclamar que el confinamiento traía hambre a la gente y que era una especie de “dictadura sanitaria” que solo buscaba tener a las personas encerradas para controlar a la población.
Luego de eso y cuando los contagios en la capital comenzaron a bajar, y la posibilidad de abrir los colegios era real, este grupo inconexo planteaba que no se podía volver a la normalidad hasta que hubiese una vacuna que controlara el virus y apagara la rápida reproducción y contagio que el Covid-19 posee en su naturaleza. El problema es que ahora, cuando una vacuna está aprobada en Chile y se está a días de comenzar un plan de inoculación, gritan por redes sociales que no se vacunará por una serie de razones más cerca de una novela de ficción que de la realidad de los estudios científicos avalados por prestigiosas instituciones en el mundo.
O sea, esta masa inconexa y amorfa que discute todo en foros de Facebook y Twitter, pareciera saber de todo y tener un conocimiento infinito de ciencia, economía, salud, sociedad y política. Siempre tienen una razón para oponerse y buscar desestabilizar con sus opiniones disparatadas. Son los mismos agoreros del espanto que pareciera solo buscan que nos gobierne el miedo. Y a decir verdad, a veces pareciera que logran su objetivo, en gran parte por el analfabetismo de los ciudadanos para saber distinguir entre un una opinión, una manipulación tipo fake news o una noticia elaborada por un medio serio y respetado que se compromete con los hechos. Para nosotros es un desafío gigantesco competir con esos mega flujos de información sin control que producen las redes, pero creemos que sí es posible hacerlo. Y tenemos el deber moral de hacerlo. Con todo, ya peor no podríamos estar.
Nuestras editoriales cercanas a fechas significativas para el mundo creyente como Navidad o Semana Santa, generalmente las usamos para plantear, de alguna forma, nuestras conocidas posiciones como medio: un arraigo al Evangelio cristiano que nunca hemos ocultado y que, en los hechos, ha sido nuestro faro en los casi cinco años que llevamos como medio de comunicación en nuestra comunidad.
Y esta era una nueva oportunidad para plantearlo. Pero, en base a esos mismos principios que decimos seguir, es que no podemos dejar de levantar la voz en torno a lo que está pasando en nuestro país. El irrespeto a la autoridad, la delincuencia, la violencia y un desborde crítico en los hechos de sangre en contra de Carabineros, con tres asesinados en menos de un mes (el último, el cabo Daniel Palma, quien falleció la madrugada del jueves), no nos pueden dejar indiferentes.
Como medio de comunicación local no podemos mantener silencio ante hechos de este tipo. Es necesario levantar y mantener posturas firmes en contra de la violencia. Y es ahí donde la generación de políticos que actualmente nos gobierna está al debe. No han pasado muchos años desde que vociferaban en contra de las policías y militares que trataban de contener (muy a duras penas y a veces con excesos) el estallido social que trajo violencia, delincuencia y una serie de manifestaciones perniciosas en la que el fuego y el saqueo fueron denominador común. Es todo un problema que lo que ayer se celebraba, hoy se denosta. O por el contrario, lo que ayer se criticaba duramente con llamados a refundar o disolver (esas eran las promesas de campaña en torno a Carabineros), hoy se respalde al nivel de prometer salir en operativos junto a ellos, como lo dijo el Presidente Gabriel Boric hace unos pocos días atrás.
Esperamos que el mandatario pueda tomar decisiones acertadas junto a su equipo de Gobierno. Es hora de un “basta ya” en esta materia. Chile no soporta más Carabineros muertos. Como medio hemos sido críticos muchas veces de su actuar, pero nunca desconoceremos el rol trascendental que tienen para la república y la democracia. Por lo mismo que el llamado también es local. No podemos validar la violencia en ninguna de sus formas en nuestro Pucón. La delincuencia y la violencia deben ser rechazadas siempre (sí, también en las redes sociales); no sólo cuando nos convenga.
El miércoles pasado publicamos una entrevista al presidente de la Cámara de Turismo de Pucón, Julio Pablaza, en la que hacía un repaso evaluatorio a la reciente temporada de verano que ya quedó atrás. Y más allá de las cifras que apuntaron a una baja en la afluencia de público, sobre todo en enero, llamó la atención la claridad de ideas y la capacidad de valorar algunas cosas que, a juicio de Pablaza, salieron bien o, al menos, mejoraron en relación al año que pasó.
Es indudable que en los gremios locales hay gente pensante, creativa, con ideas y con unas ganas tremendas de aportar a nuestra comunidad. Julio Pablaza es uno de ellos, pero entendemos que tanto en los otros dirigentes, como en las personas comunes y corrientes, los gremios están llenos de ideas que podrían, eventualmente, beneficiarnos a todos.
Ahora, el problema de ellos pareciera que van por otros lados. Uno de ellos, tal como lo evidenció el entrevistado, es la falta de seguimiento a los compromisos que ellos mismos hacen con la municipalidad. Es decir, hay poca sistematización en el trabajo y además un bajo desarrollo de estrategias comunicacionales y márketing de manera organizada.
Por lo mismo y tomando en cuenta todo lo anterior, quizás sea muy bueno establecer como meta prioritaria este semestre la materialización de la corporación de turismo, una organización privada que pueda aglutinar a los cerca de 20 gremios locales, aunar las innumerables buenas ideas y sistematizar el trabajo para llevarlas a cabo. El nivel de la comuna demanda que nuestros emprendedores puedan ponerse el “pantalón largo” y generar una fuerza que ayude en lo que todos queremos: hacer de Pucón, un mejor lugar.
Durante la semana conocimos la definición del partido Renovación Nacional (RN), quienes a través de su presidente local, Mario Palma, comunicó que su candidato oficial para las próximas municipales del año que viene es el actual concejal Cristian Hernández. Esto, con miras a unas elecciones primarias previas que posibiliten un candidato único en la centroderecha para postular al sillón edilicio.
Luego de eso, fue el turno del precandidato de Evópoli, Sebastián Álvarez, quien valoró el gesto de las primarias e hizo un llamado a que participen en ella todos los que anhelen dirigir la comuna y adhieran a las ideas del sector. Por el otro lado, aunque más sigilosos, también se sabe de algunos movimientos e intenciones de candidaturas para llegar al edificio de Palguín con O’Higgins y liderar a nuestro amado Pucón.
Y es una noticia muy alentadora el que se generen muchas intenciones de llegar ahí; pero también es relevante que quienes quieran ser alcaldes o alcaldesas tengan en mente que los puconinos necesitamos una mirada que nos proyecte en las próximas décadas. Y para eso se necesitan ideas y proyectos con sustancia y no solo posteos de redes sociales o acciones que busquen el apoyo fácil de la gente. Por el bien de todos necesitamos ideas.
Por lo mismo es que como medio queremos ser un canalizador de estas propuestas y extendemos una invitación a todos quienes quieran liderar desde la alcaldía o desde otro lugar a escribir en este diario. Abrimos nuestra sección de opinión a columnas con las ideas, planes y proyectos que quieran materializar para nuestra amada comuna. Es necesario debatir y plantear propuestas. Pucón y los puconinos (nacidos y criados y los que llegaron) nos lo merecemos. Solo deben llamar al editor.