*Por Eugenio Benavente
Quise poner estos estos tres conceptos para poder explicar de mejor forma, a mi parecer, lo que está sucediendo y lo que puede suceder con esta ruta tan cuestionada que uniría, en principio, Freire y Pucón.
“Colisión”:
Esta es una de las rutas con las tasas de accidentabilidad más altas de Chile; no porque la gente ande más rápido o sea mala para manejar, sino porque el camino no cumple hoy con las normas de seguridad suficientes para poder evitar un choque en el caso que fuese necesario.
Una persona, sea un piloto cualquiera, hace alguna maniobra (y no estoy diciendo que la hizo bien o mal) y se encuentra con un vehículo de frente a una velocidad permitida (por ejemplo 90 km/hr.) aunque frene logrando reducir la misma, digamos a 50 km/hr., impactando de frente con un conductor que logra disminuir también a 50 km/hr., según la ley física las velocidades se suman. Es decir que colisionar a 50 km/h contra otro vehículo que se desplaza en contra a 50 km/hr., es lo mismo que chocar de frente contra una pared a 100 km/hr. ¿Se imaginan el nivel de impacto y las consecuencias que dejan? Eso es exactamente lo que se viene dando hace años.
Lo anterior es producto que a ambos costados del camino existen unas zanjas muy profundas que impiden poder “hacer el quite” a una mala maniobra en esos espacios. Entonces, esto no tiene que ver con que la gente maneje muy rápido o sobre “locos al volante”. Significa que no hay que buscar culpables, sino entender cuáles son las condiciones. Es decir, las razones por las cuales ocurren este tipo de accidentes. Ahora, existe también la posibilidad de tirarse al costado y caer tres o cuatro metros abajo en una zanja, pero por lo general los conductores no se atreven. Usted sacará sus cuentas.
“Condición”:
No me refiero al estado de las carreteras, sino que apunto a las características geográficas y demográficas en que tenemos al frente: un corredor turístico que aglomera (concentra), una de las mayores cantidades de atractivos turísticos de naturaleza, gastronomía y cultura.
En la región existen tres corredores turísticos muy marcados: el costero (con bajo desarrollo aún), el andino (que va muy bien en los últimos años) y el lacustre, que concentra más del 50% del total de las visitas turísticas de la región, después de Temuco que es un destino más comercial y no entra en este análisis. Estas condiciones de base de atractivos turísticos, (principalmente de naturaleza) “no“ las vamos a cambiar; tendríamos que desinflar el volcán, sacarle el tapón a los lagos, secar los ríos, etcétera; entonces, ¿qué pasa con esta condición?
Este destino va a seguir teniendo demanda, y se vio mucho más marcado en la época de pandemia, cuando las personas que pensaban que para hacer turismo de naturaleza tenían que ir al extranjero iban en busca de cosas muy similares a las que existen en el sur Chile, y que no tenían idea de que existían en su propio país, hasta que se vieron obligados a recorrerlo.
Hoy estos viajeros están dispuestos a continuar con las visitas que se basan en atractivos de naturaleza en nuestro país. Es decir, esto va a seguir incrementándose en el tiempo, con una demanda mayor de aquí a los años venideros. Entonces la condición del territorio no va a cambiar, inclusive se va a poner más atractivo como lugar para invertir, todo ello sin considerar la cantidad de familias que migraron a las comunas que componen este corredor (Villarrica-Pucón-Curarrehue).
Podemos observar también que en lugares tradicionales como el Salto del León la gente solía pagar $500 por entrada y hoy incorporaron tinajas, miradores, y gastronomía, lo que enriquece mucho más la oferta. Así sucesivamente, la gente está realizando más inversiones. De hecho, tenemos la licitación del centro de montaña, que en definitiva provocará un invierno con una mayor afluencia de público, lo cual demanda una mejor conectividad y queramos o no, hoy, mañana, o en cinco años, será una realidad.
“Constitución”:
Voy a poner la Constitución porque obviamente esto se politizó. Pero no quiero llegar al tema político; quiero abordar exactamente lo que pasó con la Constitución como ejemplo. La propuesta de tener una nueva Constitución era una muy buena idea que —en teoría— tendía a mejorar las condiciones del país con respecto a las leyes, las normas y las obligaciones de una hoja de ruta que tiene nuestro país de la tan cuestionada Constitución del 80 (reformada) pero que todavía arrastra de ese pasado y la gente estaba dispuesta a aceptar una nueva para los próximos años.
¿Qué pasó con esto? Una buena idea se transformó, como dicen por ahí (aunque no me gusta), en un “mamarracho“. No se trata de definirlo como un resultado “malo”, “menos malo” o “menos bueno”, o como ustedes quieran llamar, sino en definitiva una “necesidad país“ terminó en algo que no se aceptó, al no abordarse con las personas e instituciones adecuadas para tal fin.
Esto es lo mismo que pasa por ejemplo cuando declaraciones del delegado presidencial y otras autoridades que dicen que no avanzarán en mejorar las carreteras mientras no haya un concilio ni un consentimiento, más una opinión validada de la comunidad para darle el visto bueno a la Ruta del Villarrica. Esto es un gran error en mi opinión, y se los graficó con un ejemplo básico así lo entenderemos de mejor manera.
Si una persona tiene una enfermedad, y el médico le dice a la familia que está complicada y se puede morir, y desde la familia directa le contestan ”bueno, pero vamos a preguntarle al resto de la familia qué opina”. Ustedes entenderán lo que puede pasar ya que nadie de ellos es médico ni tiene las competencias para tomar una buena decisión. Con esto, lo más seguro es que se perjudique aún más al enfermo. Y esta es la analogía que hago con lo que pasó con la Constitución. Mucha gente que no era experta en hacer una hoja de ruta para un país estuvo dedicada a hacer una Constitución. Simplemente pasó lo que tenía que pasar.
En el caso de la Ruta del Villarrica puede suceder exactamente lo mismo: personas que se le piden opinión con voz y voto vinculantes. De alguna manera esto fue lo que sucedió en la última encuesta que se hizo (propiciada por el gobernador Luciano Rivas), dónde salió negativa la propuesta de la ruta. Hacerla en lugares inapropiados y con gente inapropiada, arrojará resultados no ajustados a las necesidades actuales en materia de conectividad.
Para evitar llegar a decisiones erradas es que existen las carteras ministeriales (instituciones públicas ) con las cuales tenemos y contamos. Todas ellas con profesionales contratados, como lo son el Mop, Vialidad, y gente que hace estudios para decirte que si efectivamente la ruta tiene que hacerse y en qué condiciones mínimas para salvaguardar la integridad y la seguridad de las personas. Eso, además de generar una mejor conectividad para aquellos atractivos de los cuales son hoy más demandados y a su vez también para facilitar la vida de mejor manera a los habitantes del lugar.
Entonces, raya para la suma, estuvimos frente a una votación absolutamente incorrecta, que nos llevó a un retraso en el desarrollo del territorio, en la cual debería establecerse una mesa, pidiendo la opinión de los gobiernos locales, a los grupos organizados como las juntas de vecinos, en lugares donde realmente impactará la ruta. Por ejemplo, no entiendo además por qué la encuesta consideró a Freire, cuando la gente de esa comuna no tiene mucho que ver con esta ruta.
Debemos apoyarnos y pedir ayuda a la gente que tiene reales competencias en esta materia, para poder evaluar el impacto y así alcanzar un resultado óptimo y generar así un bien común que contribuya de mejor manera al territorio y a los que lo habitan.
Sigamos el debate.
*Eugenio Benavente es director de la Cámara de Turismo de Pucón