*Por Andrés Yurjevic
Los primeros recuerdos de pollo asado que tengo son los que hacía mi Lali cuando yo era chico. Mi abuela hacía el mejor pollo asado que yo he probado en mi vida: la piel crujiente, sabroso, nunca seco y, más encima, hecho con todo el amor del mundo. En palabras simples, insuperable. La verdad es que ni siquiera intento superar lo de mi abuela. Sé que es un recuerdo absolutamente sesgado por mi amor hacia ella, pero hacer un pollo asado que esté en su punto es todo un desafío, incluso para un chef.
Pero aquí vamos, el primer paso es lavar el pollo en agua corriente para eliminar todo rastro de sangre, dejarlo estilar y secarlo con toalla de papel. De ahí le cortan las puntas de las alas y lo aliñan con sal y pimienta negra recién molida. Tienen que asegurarse de frotar el pollo sin romper la piel, en seguida separar la piel de la pechuga sin romperla y aliñar la carne.
En este punto es donde pueden echar a volar la imaginación y sazonarlo con distintas especias. Para un sabor más mediterráneo, ajo, limón y orégano va super bien; para algo más exótico una mezcla de nuez moscada, paprika, ajo, canela y un poco de curry en polvo. Para un pollo oriental puede ser aliño “5 especias” que lo encuentran en las tiendas chinas y supermercados. Sea cual sea su elección de sabores, el paso siguiente es poner entre la piel y la pechuga una buena cucharada sopera de mantequilla. Nuevamente hay que tener cuidado de no romper la piel.
Ahora viene la parte entretenida. Imagínense a alguien echado en el suelo de espaldas, con las rodillas flectadas hacia el pecho, los tobillos cruzados y los brazos cubriendo el lado de del tórax. ¿Se lo imaginan? Bueno, así es como se tiene que ver su pollo después de que lo amarren.
El amarrado del pollo es para proteger la pechuga. Es imposible cocinar un pollo y que los muslos queden absolutamente cocidos y la pechuga no se seque. Entonces van a tener que aprender a que las piernas pueden tener un pequeño tono rosado en la parte cerca del hueso. Y eso no es malo, es simplemente así.
Para amarrar el pollo usen pita o pitilla de algodón. Por favor nada de cordeles plásticos y menos de colores, a menos que quieran mandarse un “Bridget Jones” y comer pollo azul o rojo y ser el hazme reír de sus refinados amigos. Lo que van a hacer es amarrar el extremo del cordel a una pata del pollo, darle una vuelta al cordel a la otra pata y tirar para cruzar los “tobillos” del pájaro en cuestión, tratando de cubrir la parte delgada de la pechuga. Una vez que tengan aseguradas las patas van a pegar una de las alas a la pechuga y fijarla con el cordel, siguen hacia el otro lado del pollo y repiten con la segunda ala. Terminan con un nudo en las patas y ya están casi listos para asar su pollo.
Cubran una fuente donde quepa su o sus pollos con cebolla picada en juliana (pluma para la señora en el hogar), coloquen el pollo sobre la cebolla. En este punto pueden poner papas, zanahorias, champiñones y otras verduras alrededor y con eso ya tienen una comida completa.
En un bowl o un jarro mezclen una taza de vino blanco y una de caldo de pollo, idealmente hecho en casa o puede ser de esos que vienen en caja. A toda costa eviten los en polvo. Aliñen la mezcla con un poco más de los mismos aliños que ocuparon en el pollo y viértanla sobre el ave. Precalienten el horno a 190° C, pongan la preparación por 35 minutos, después subanle a 220°C por otros 30 minutos, sáquenlo del horno y déjenlo reposar por uno 10 minutos antes de cortarlo.
Para revisar si es que está listo, hay que pinchar la parte más gorda del muslo con un cuchillo fino. Si el jugo que sale tiene sangre, sigan horneando. Si sale claro es que su pollo está listo. Mientras el pollo esté en el horno preocúpense de bañarlo cada 10 minutos con los jugos de la fuente. Lo otro, es que muchas veces los hornos no cocinan parejo así es que den vuelta la fuente para asegurarse de que se cocine parejo.
Ahora, saquen el pollo de la fuente y pónganlo en un plato adecuado para llevar a la mesa y lucirse con sus amigos. Si le pusieron verduras, arréglenlas alrededor del pollo. Con esto ya están listos para presentarlo a sus invitados. La gracia de esto es que pueden tener todo listo: el pollo en la fuente con el jugo, las verduras y algún otro acompañamiento y solo hornear a penas llegue el primer invitado. Solo tienen que hacer visitas cortas a la cocina para revisar que todo esté de acuerdo al plan y así poder pasar el tiempo con sus amigos o familiares, lucirse al momento de servir y hacer parecer como si toda la cena apenas les hubiera costado unos diez minutos de trabajo.
Ingredientes
De 4 a 6 personas
1 pollo entero
2 cebollas grandes en pluma
4 cucharadas de mantequilla
Opcional
500 gr de papas pequeñas partidas a la mitad
200 gr de zanahorias en rodajas de 1⁄2 centímetro
1 bandeja de champiñones cortados en 1⁄4
1 taza de tomates cherry
*Andrés Yurjevic es chef profesional y dueño del Café Bistro 297